La lectura de este libro viene incentivada por un viaje que hice con un amigo por la Federación Rusa y Mongolia allá por el año 2016, mi amigo lo estaba leyendo en las infatigables tandas de trayectos de tren. Por lo que este año 2019, ya me tocaba leerlo a mi en un momento de curiosidad de que iba este libro no poco grueso.
El libro lo considero como novela histórica donde el ámbito de actuación es Europa y Oriente Próximo, dado que la redacción del mismo tiene como focos de actuación Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido y Palestina, con una importancia menor países como España.
Trata principalmente de una periodista que va a realizar un artículo a Oriente Próximo entonces va a intercambiar pareceres entre habitantes de Palestina judíos y musulmanes.
Inicialmente el libro apunta maneras cuando no sabes de qué va a ir, porque empieza con el transcurso de la historia en Rusia en la época zarista y su persecución a los judíos por media Europa. Realmente la autora explica hasta qué punto el seguimiento en contra de los judíos llega a haber en Europa a principios del siglo XX y como en Francia la sociedad era mucho más tolerante que en el centro de Europa. Después de diversos asesinatos que le incumben a Samuel Zucker tanto en Polonia como en Rusia y una historia de amor fallida y la odisea de refugiarse en otros países que no voy a desvelar para que leáis el libro, rehace la vida conoce a la familia Ziad y de repente vuelve al pasado a su vida para romper la paz y tranquilidad de Samuel. A partir de aquí empiezan los problemas, unidos a la II Guerra Mundial que agrava estos problemas que se van viendo con mucha calma en el libro y como pasan los años para ambas familias que convivian, judia y musulmana en un terrero hostil, con muertes dentro de ellas, y en la casa donde vivían muerte y amor.
El final no me dejó de sorprender, y de manera curiosa.
El libro en términos generales, está muy bien por lo que le doy un 8'75/10. La lectura es rápida y engancha.
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